Empresaurios 2: la saga continúa*

Después de haber diseccionado los empresaurios antediluvianos, ahora le toca el turno a los empresaurios más jóvenes, sus fieles herederos, a los que cariñosamente vamos a llamar “empresauritos”.

¿Son todos así? No, jamás se puede generalizar. De hecho, tenemos la enorme suerte de encontrarnos con muchos empresarios que teniendo en cuenta su origen, incluso su pasado, podrían ser así y nos dan lecciones de evolución.

Que nadie nos malinterprete. No somos JACK, EL DESTRIPADOR, diseccionando salvajemente a nuestra víctima. Lo que buscamos es la sonrisa y la complicidad de quien nos lee, porque haberlos los hay, es decir que, aunque parezcan mentira, existen. Y, por pocos que sean, o muchos (cada cual tendrá su experiencia), merece la pena dedicarles un apartado.

Nos gustaría, en todo caso, que fuesen la excepción que confirma la regla, al igual que otros posts que hemos dedicado a otra fauna empresarial, y si cualquiera que nos lee se reconoce en alguna de las clasificaciones, puede que algo haya. ¡Qué levante la mano quien esté libre de pecado!

Por lo tanto, hoy: EMPRESAURITOS.

Se les puede identificar porque en algunos momentos aceptan, por eso de tener menos edad, una inyección de nuevas tecnologías (les rodean desde su más tierna infancia cuando papá y mamá les compraban todos los artilugios que salían al mercado, puede que para que se fuesen habituando o para que les dejasen tranquilos mientras preparaban sus estrategias para dominar el mundo).

También puede que entren a desarrollar líneas de explotación más allá de “lo de siempre”.

No es que les apasionen y, de hecho, lo hacen cogidos de la mano del miedo y con ansias de control.

Miedo a “no vaya a ser que algo de esto explote y yo no sepa que hacer luego”, además de un intento de control de algo que curiosamente no conocen, pero el ADN es el ADN, y no pueden olvidar sus orígenes.

Así que, a pesar de esa apuesta por la modernidad, siempre hacen referencia a los mismos parámetros para analizar los negocios: Cuenta de resultados, beneficios, retorno de inversión, años de experiencia, currículos…

No importa que, por ejemplo, se trate de una plataforma con inteligencia artificial (si, por eso de que está de moda y hay que “estar a la última” aunque no se tenga muy claro en que consiste).

Puede que les hayan asegurado que la IA les va a ayudar a ahorrar costes y dará una mayor rentabilidad, o que procesos absolutamente disruptivos hagan que todo el mundo se fije en su empresa.

Volvemos a lo mismo: Tienen que darse “los números” desde el primer instante, y en caso contrario acusarán a quien les haya traído la modernidad de que todo es: HUMO.  

Lo repetimos: El ADN empresarial no cambia, simplemente son adornos.

Muchos de los cachorros de los “empresaurios” reproducen los mismos modales de sus progenitores, eso sí: Con trajes más modernos, una dentadura fantástica, coches descapotables, oficinas de lo más “nice” y complementos perfectos, bronceados de cabina de gimnasio de luxury o esas gafas negras de una marca hiper reconocida que utilizan incluso en las noches más cerradas (aunque no vean más allá de sus móviles).

Dino-RalfDesign Pixabay

También se produce una endogamia absoluta donde cuenta más la familia a la que pertenecen que el propio talento (como si la garantía de inteligencia y éxito la diese el abuelo, la tía, o ese vecino que siempre organiza las fiestas, que tuvo un affaire secreto con alguien que tú sabes y, que además tiene los mejores contactos).

Pero que nadie piense que actuamos desde el prejuicio: No son personas sin inteligencia. Todo lo contrario: Saben comprar talento para llevar a su terreno lo que haga falta (o tener más affaires secretos).

También saben jugar a encubrirse y así, por ejemplo, son capaces de implicarse en un fondo de desarrollo para conocer de primera mano todo lo que se está cociendo en el entorno de forma que pueden decidir qué hacer con absoluto conocimiento de causa, sabiendo a quien apoyar y, también, a quien bloquear, con un lema que es toda una declaración de principios:

Así que mucho cuidado con los “empresauritos”, porque harán que no se desarrollen muchos negocios que no son de su raza y pueden dinamitar tu negocio, con lo que es mejor separarse antes de asociarse.

Su filosofía, y regla de vida (empresarial y personal) siempre será:

O acortándolo:

Ahora bien, saben perfectamente encubrirse. No hay que pecar de ingenuidad.

Recordemos: Son listos.

Bajo la apariencia de esas inmensas marcas de lo nuevo y de esas tecnologías se esconden los mayores “empresauritos”, con el disfraz de la innovación, especialmente en lo que se da en llamar CAPITALISMO DE LA VIGILANCIA.

Y aquí viene uno de los rasgos más autocomplacientes: Transforman personas en mercancía sujetas a la compraventa, con fines de lucro.

¿Una nueva forma de explotación o de esclavitud?

Que cada cual saque sus conclusiones, pero ejemplos ahílos.

A veces, incluso, se denominan a sí mismos como los reyes de lo nuevo, con ínfulas, como si fuesen reencarnaciones de MAQUIAVELO o combinaciones de personajes como VOLDEMORT, LEX LUTHOR, THANOS, PALPATINE, JOFFREY BARATHEON o MARTIN BRENNER.

Si eres uno de esos “empresauritos”, no te quitamos un ápice de razón en que gracias a ti se ha desarrollado una determinada economía, que de forma benevolente vamos a calificar como economía egoista o economía master pro del universo (sólo hay que mirar hacia donde se dirige el planeta) que enarbola grandes titulares y tendencias donde sus ideas son las únicas que deben prevalecer.

Invitamos a un momento para la reflexión.

Recordemos que en el zoológico empresarial hay muchas más especies, especialmente depredadora, y puede que un día no haya tanta carne que devorar y se dé un remake de EL PLANETA DE LOS SIMIOS sin que ni haya que meterse en la nave espacial que CHARLTON HESTON tuvo que pilotar para darse cuenta de que las cosas se habían dado la vuelta, descubriendo que el perseguido era él, y los científicos evolucionados eran esos “animales” que eran parte de sus experimentos.  

Tampoco hablamos de “empresauritas” porque si analizáis cuantas mujeres ocupan puestos relevantes en ese tipo de empresas constataréis que brillan por su ausencia.

Es más fácil verlas en algún programa de televisión haciendo de tertulianas opinadoras de todo (curioso, sin haber tenido experiencia) o, en el mejor de los casos, ejerciendo de asesoras o modelos.

PxClimate-Protection-Geralt Pixabay

La reflexión, como comentamos, es una opción que tiene que estar ahí, y nunca es tarde para darse una segunda oportunidad, y siempre que sea real porque otro de los rasgos de los “empresauritos” es que se pueden apuntar a cualquier corriente e, incluso, liderarla, utilizando el postureo de las redes sociales para “vender públicamente” que apoyan la vida, la salud, la familia empresarial, las ODS y así muchas otras cuestiones de moda; porque algún consultor les ha dicho que así mejoran la imagen de sus marcas… y podrán llenar aún más sus arcas.

En el silencio de sus despachos no creen en absolutamente nada de todo eso.

Ni SPIELBERG, padre de los dinosaurios modernos de ficción, sería capaz de encontrar argumentos tan sólidos como los que ellos utilizan, pero no hay que olvidar que, si la extinción ya se dio una vez, puede darse otra vez más.

Y, lo dicho: SMILE.

¿Quién no tiene un lado oscuro?

*Este post es propiedad de TODO ES SINGULAR, S.L. (www.todoessingular.com) y la información contenida puede ser utilizada por terceros siempre que se identifique esta fuente”.

Fecha de Publicación:

Última modificación: 5 de agosto de 2025

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